jueves, 18 de julio de 2013

Se estrena Azù: film venezolano que revindica el pasado y la identidad oculta de 150 millones de afrodescendientes en Amèrica Latina y el Caribe.


El pasado viernes 5 de julio, día de la independecia en Venezuela, se estrenó la esperada película Azú, dirigida por Luis Alberto Lamata y producida por la Fundación Villa de Cine.

 La obra comenzará su etapa de proyecciones en un total de 15 salas: 9 de ellas en Caracas, 2 en Valencia, el mismo número en Maracaibo, una en Valencia y otra en Punto Fijo.

Te adelantamos de que se trata el film.

Nota al final de la nota podràs ver un video del trailer del film.

La cinta cuenta la historia de una quinceañera que llega como esclava a Venezuela después de ser desterrada de África. La niña, que en su pueblo era una princesa con cualidades especiales, es vendida a Don Manuel (Juvel Vielma), un hacendado pederasta, dueño de una finca de caña de azúcar.

Yanga (Pedro Durán), el líder espiritual de los siervos de la hacienda, se da cuenta de la llegada de la joven y la convierte en guía y líder esencial de un movimiento libertario y fundador, formado por un grupo de esclavos rebeldes.

Según el director, la cinta busca conectar al público con una historia "humanamente conmovedora", que se concentra en una persecución feroz e implacable emprendida por Don Manuel, quien se ha obsesionado con la esclava recién llegada de África.

 La cacería humana comienza cuando Azú huye con el grupo de esclavos que buscan un cumbe (pueblo fundado por esclavos escapados) donde no tengan que cumplir las reglas y leyes que no son de ellos, ni adorar dioses que no les pertenecen. En esa búsqueda de la felicidad y la dignidad, siempre con Don Manuel detrás de ellos, los perseguidos "viven una aventura interesante" que les hace cambiar su manera de ver la vida, pero sin dejar de tener la libertad como principio, comentó el realizador e historiador.

 En este sentido, Azú refleja, entre otras cosas, el aporte de esos grupos, tradicionalmente discriminados, en la construcción de la identidad venezolana. Contribución que no se limitó al plano cultural y genético, sino además, como fundadores de poblaciones que aún hoy figuran en el mapa de Venezuela.

 Ambientada en el año 1780, Azú trata de un aspecto de la época de la Colonia que "conocemos muy poco" y prácticamente no se ha reflejado en nuestra cinematografía. "Muchas veces obviamos ese pasado esclavo que tiene nuestra población y ahí hay una raíz nuestra que creo que es importante conocer y reivindicar, porque no es tan lejana como mucha gente cree. Siempre comento que en Venezuela la esclavitud se abolió en 1854, ese año mi bisabuela aún estaba viva. Eso no está tan lejos. Ese pasado aún nos marca y es bueno conocerlo. Creo que un país con objetivo y con futuro, es un país que debe conocer su pasado", declaró el artista.

Azù ya tiene un premio antes de estrenarse.


Ya antes de su estreno Azú cautivó al público que tuvo la suerte de apreciarla en la pasada edición del Festival del Cine Venezolano de Mérida, en el que recibió los premios al Mejor Montaje, hecho por Jonathan Pellicer; Mejor Cámara, operada por Luis Martínez; Mejor Actor de Reparto, gracias al trabajo del experimentado Pedro Durán, y a la Mejor Actriz Principal, que en este caso fue la debutante Flora Sylvestre.

Uno de los valores de la cinta que rescata especialmente el director es el trabajo colectivo de un grupo de actrices y actores la mejor película posible", aun cuando debieron someterse a "un rodaje físicamente complejo", realizado en locaciones especialmente hostiles.

Dificultades al momento del rodaje.

Aparte de los inconvenientes en las locaciones, resultó un verdadero dolor de cabeza conseguir a la actriz que interpretara a la protagonista. Azú, recién llegada de África, requería de una actriz muy joven, con rasgos afro fuertemente marcados y que, además, tuviera el talento necesario para hacer un personaje con poco diálogo en una lengua ficticia creada para la producción.

"Aunque parezca mentira eso no es sencillo en Venezuela, porque somos un país muy mestizo. Por supuesto en algunas regiones hay personas con rasgos afro muy marcados, pero no es lo común, porque los venezolanos somos más o menos mulatos y eso era válido para los esclavos de la hacienda, pero no para Azú, que recién llega de África", explicó Lamata.

Ya casi al borde de la desesperación, el jefe de casting, Luis Castillo, corrió con la suerte de conseguirse a Flora Sylvestre Joseph, una joven de 19 años, estudiante de recursos humanos que, sin saberlo hasta ese momento, tenía habilidades naturales para la actuación."En el cating probó que tenía talento, pero a partir de ahí comenzó el trabajo. Fue casi un año de ensayos, con Matilda Corral como coach de actuación. Flora trabajó incansablemente y además demostró tenacidad y constancia. Asumió el trabajo con mucha seriedad y en el rodaje se entregó completamente, un rodaje que además fue muy duro", recordó el cineasta

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