viernes, 9 de septiembre de 2011

No más misiones a Haití


Susana Andrade - Atabaque E 609
No fue casualidad que fuera afrodescendiente el muchacho víctima de violación por parte de integrantes de las "misiones de paz" uruguayas en Haití.
Las negras y los negros del mundo somos símbolo de parias de la humanidad.
Peor en un país históricamente saqueado, empobrecido y hoy ocupado por ajenos puestos allí para ayudar, asistencia subordinada a intereses políticos la mayoría de las veces.
El chico torturado física y moralmente para siempre, haya habido penetración o no, representa a todos los desposeídos en manos de bribones armados legalmente que actúan con bajeza sin fronteras, a los que nadie jamás les enseñó el concepto de derechos humanos. O peor aún, obedecen a la doctrina de la "seguridad nacional", donde las botas y el fusil ordenan, la vida del sometido no vale nada y puede usarse para cualquier perversidad. Por más que el cometido de la Minustah fuera bueno, si los enviados tienen esa mentalidad sirven solo para peor.
Algunas potencias colaboran en desestabilizar gobiernos para sacar provecho de ello mediante su injerencia salvadora, usando organismos internacionales como herramienta. Algunos; cada vez más salen a luz; "cascos azules" de diferentes nacionalidades se divierten a expensas de la población del tercer o cuarto mundo.
Las personas de tales lugares, además de su desgracia propia, deben soportar que estos advenedizos disfrazados de benefactores hagan lo que su enferma moral y desviada psiquis desee, estando la población literalmente en sus manos, sobre todo los más desvalidos. Los artífices de estas acciones no son uruguayos ni tienen patria aunque nos hayan dejado a nivel mundial como la porquería más sublime. Lo que se haga administrativa y penalmente será inútil ante la magnitud del daño causado. La única señal drástica de condena sería retirar a las tropas uruguayas de Haití inmediatamente. Soldados que deberían ser ejemplo de rectitud y valores, perpetran incalificables inmundicias que enlodan todavía más a unas ya muy mal miradas milicias en lo local y el exterior. Si esos militares usaran un mínimo de la energía que utilizan para idear fechorías, aportando datos que llevaran hacia donde están los desaparecidos y asesinados en dictadura, avanzaría la democracia.
No encaja lo del narco complot para difamar y alejar a los orientales; el control de la zona que abandonaría Uruguay sería cubierto por cualquier otro de los muchísimos países que integran la misión. Continúan abusando de Johnny en distintos lugares del mundo cada vez que se emite la grabación y eso nunca terminará, el dolor se multiplicará hasta el infinito sin posibilidad de olvido para quienes sufrieron directamente la humillación. La vergüenza uruguaya también se reproduce exponencialmente y trasciende más que los éxitos de los mundiales de fútbol.
Ciertas prácticas aberrantes son más frecuentes de lo que se tolera imaginar. Esto podría ser un detonante.
El desprestigio planetario, la pérdida de fuentes de trabajo para los militares honestos si hay medidas de reducción de envíos a las controvertidas misiones de ONU o hasta el retiro de los contingentes y la indemnización para el chico agredido que pagaremos todas y todos, es demasiado. ¿Nos resarcirán los cobardes verdugos?

Fuente: La República

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