miércoles, 13 de julio de 2011

El componente lingüistico africano


El español que se habla en este territorio no solamente cambió a través del contacto con el guaraní; también tomó elementos léxicos de las lenguas africanas que aquí se hablaban. No es de extrañar que se hablaran diversas lenguas africanas en el Montevideo colonial, dado que para 1791 casi el 30% de la población estaba constituido por africanos esclavizados. Estos, traídos principalmente de los territorios que hay pertenecen a Angola y el Congo, hablaban mayoritariamente quicongo y quimbundo, lenguas de origen bantú.

La diversidad de las lenguas africanas habladas en Montevideo se hace evidente en el relato de la siguiente causa por agresión contra “el negro Benito1.” El Juez Fiscal “hizo al Negro Benito que lebantase la mano derecha e hiciese la señal de la cruz, y Preguntado; Jurais a Dios y a esa señal de cruz decir verdad en el punto que os boy a preguntar? Ninguna palabra quiso responder”. Dada la situación, el juez decide, entonces, llamar a “siete Negros, de diversas naciones, para que uno de ellos el que le entendiese, fue[se] el Interprete, por que absolutamente no sele entiende cosa alguna el castellano.” Benito escuchó las preguntas que se le dirigían en “congo, banguela, casanche, mina y otras varias lenguas”, aunque “ninguno [de los intérpretes] le entendio a las respuestas que dava”. Este escenario muestra un plurilingüismo que reinaba dentro de la comunidad de origen africano en Montevideo a finales del siglo XVIII y principios del XIX.

Varias lenguas africanas, que en estas geografías estaban llamadas a desaparecer, aportaron al español aquí hablado elementos léxicos asociados a la cultura africana y a su adaptación al continente americano. Algunos de ellos están vinculadas a etnónimos o nombres “de naciones” (banguela o benguela, cafre, casanche, congo, fulo, luandas, lubolo, magines, minas, mozambiques); otras a manifestaciones culturales, religiosas y musicales (batuque, candombe, canyuengue, mandinga, marimba, masagaya, milonga), y aun otras a elementos alimenticios (bubango, mondongo, quibebe) (Pereda Valdés 1965 2y Laguarda Trías 1969 3). Resaltan también las formas de tratamiento nominales usadas por los esclavos para dirigirse o referirse a otros esclavos: malungo, moleque, muyinga (muchinga, munyinga y muyinga), yimbo.

Algunas de estas voces africanas entran tímidamente al español y lo hacen a través del recurso a la coordinación de un término africano con otro patrimonial poniendo en relación significados próximos. Tal es el caso de bombero con el significado de “explorador del campo enemigo. Espía que va siguiendo los pasos y observando los movimientos de una expedición cualquiera” (Granada 1889-1890). Así, hemos podido detectar el uso de esta palabra en textos escritos en la Banda Oriental en los cuales aparece bombero o espía, es decir, se da una reduplicación de vocabulario a través de la conjunción disyuntiva o que no expresa exclusión sino simple alternancia de elementos léxicos más o menos coincidentes:

Y a las tres dela mañana del veinte y ocho del que se refiere fue albertido por una de las Patrullas de Caballería un bombero o espía Portugués (Archivo Artigas, Tomo I, 1776)

en la Noche se apostó con diez hombres el sargento Don Juan Caballero con el fin de ver si podía ser sorprendido algún espía o bombero del enemigo (Archivo Artigas, Tomo I, Año 1776).

En la actualidad este término africano, que entra a nuestro español desde el portugués, se usa especialmente en ámbitos rurales. No está registrado en el Diccionario de la Real Academia Española aunque sí aparece en el Diccionario Manual e Ilustrado de la Lengua Española, de dicha institución, en sus ediciones de 1927, 1950, 1983, 1989. Allí aparece consignado como argentinismo.

Otros términos africanos se integran con más fuerza a la sociedad rioplatense y a su lengua. La palabra candombe, que es definida en el siglo XIX como “danza de negros. –En sent. fig., inmoral desgobierno político” (Granada 1889-1890) y a finales del XX como “Música y danza afrouruguayas, de ritmo muy vivo, que se ejecutan principalmente al compás de tamboriles. –coloq. hum. Fiesta alegre y bulliciosa” (Kühl de Mones 1993), pasa rápidamente a formar parte de nuestro acervo lexical. Aunque con diferentes acepciones a lo largo del tiempo, se integra al español de tal manera que pueden derivarse palabras a partir de ella con los mismos recursos que se dan en las palabras de origen patrimonial: así en la actualidad se ha formado el verbo candombear (candomb + ear), el sustantivo/adjetivo candombero (candomb + ero), e incluso el moderno, aunque algo en desuso sustantivo candombaile (candombe + baile).

La palabra quilombo se usaba en el Brasil, según Granada (1889-1890), con el significado de “habitación clandestina, en un monte o desierto, que servía de refugio a los esclavos fugitivos” y con tal significado se mantiene hoy en portugués. Para el español aparece en ese mismo diccionario de fines del siglo XIX como “lupanar”, significado que se mantiene en la actualidad pero al cual se le agrega el de “situación en la que imperan la confusión y el desorden” (Kühl de Mones 1993).4 Es de uso común en Argentina y en las dos orillas del Plata se ha formado el verbo quilombear(quilomb + ear) y el sustantivo/adjetivo quilombero (quilomb + ero).

También ha sufrido cambios de significado la palabra mucama que se usó en la colonia para designar “a las jóvenes de raza africana que servían a la señora y señoritas de una casa. Después se llamó en generalmucamas a las sirvientas de una casa, a excepción de la cocinera. Y en el día de hoy se da también a los criados el nombre de mucamos” (Granada 1889-1990). Para fines del siglo XX, el significado de “mujer que, a cambio de un sueldo, se ocupa de las tareas domésticas de una casa” es obsoleto según Kühl de Mones (1993). La acepción actual, afirma la autora, es la de “empleada de un hotel o pensión, encargada de arreglar los cuartos”. En el 22ª edición del Diccionario de la Real Academia Española aparece “mucama: En hospitales y hoteles, persona encargada de la limpieza.” El empleo de esta palabra está marcado como de uso en Argentina y Bolivia pero claramente se puede agregar como de uso en territorio uruguayo.

Si bien muchas de las palabras que trajeron los africanos en la época de la esclavitud han desaparecido, algunas de ellas han pasado recientemente por un proceso de revitalización, como es el caso demalungo que significa “compañero, camarada”. Raimundo (1969)5expresa que los africanos llamaban malungos “a los compañeros de viaje en los barcos negreros, generalizándose después, en el Brasil, el epíteto que proviene del locativo m’alungo, contracción de mu’alungu -en el barco, -en el navío.” El primer ejemplo que aparece en el español aquí hablado nos llega en el poema Canto patriótico de los negros celebrando a la ley de Libertad de Vientres y a la Constitución (1830), atribuido a Francisco Acuña de Figueroa:

Y e Malungo y su nenglita,
Como buena quilitiano,
Que si casa, e que si clia.
Y gosalán nuetle sijo
La libetá bien tendila,
Cuando homble debiene…, plemio,
Cuando capiango …, musinga.

También aparece en otros textos de la misma época, ya sea en el periódico El Indicador [Le pido min pidona mi safulilía, e qui manda á ese su malungo quiliado e sinvidole ],6 o en la letra de una comparsa del carnaval de 1870:

Andá negrito atrevido
Con tus canciones á otra parte
La negrita aquí ha lucido
Tiene malungos bastante7.

Sin embargo, después de estos ejemplos del siglo XIX, hasta donde sabemos, no se encuentra en ninguna fuente literaria de ambientación rural de principios del siglo XX, es decir, no quedó como vestigio arcaico en zonas alejadas, y consecuentemente tampoco es registrado por los diccionarios de fines del siglo XX, que tratan el español del Uruguay. Pero esta no es la historia de la desaparición de una palabra, ya que para fines del siglo XX aparecen nuevos registros de la misma. Britos Serrat (1999) consigna el uso de malungo remitiendo a su propia antología de textos de poetas negros, publicada en 1990. En dicha antología se publica un poema de R. Gallosa, titulado, precisamente, Malungo:8

¡Hay (sic) malungo, cuánto tiempo9
Cuello con cuello
Hierro con hierro!

¡Hay malungo, cuánto tiempo
Cuerpo con cuerpo
Sangre con sangre!

¡Hay malungo, cuánto tiempo
Hombre con hombre
Miedo con miedo …!

Al látigo dado
Hombre cazado.
Al látigo dado
Hombre humillado
Al látigo dado.
Hombre trasportado
Al látigo dado

Hombre esclavizado
¡Hay malungo, cuánto tiempo
En el tiempo te vejaron!

¡Hay malungo, cuánto tiempo
En el tiempo te olvidaron!

También hay una “revitalización” de este término en Romero Jorge Rodríguez quien lo elige para el título de su obra: Mbundo. Malungo a Mundele. Historia del Movimiento Afrouruguayo y sus Alternativas de Desarrollo (Montevideo, 2006). Hasta el estado actual de la investigación, queda un vacío entre su uso en el Canto patriótico de los negros, y algún empleo esporádico en el siglo XIX y su “recuperación” a principios del siglo XXI. Laguarda Trías (1969) la había calificado como “voz obsoleta” pero en los últimos años ha sido “recuperada”. No está aún escrito su último destino.

Archivo General de la Nación, Montevideo, Expediente 46, siglo XIX. Tomado de A. GORTÁZAR. “Del aullido a la escritura. Voces negras en el imaginario nacional”. En H. ACHUGAR (comp.), Derechos de memoria. Actas, actos, voces, héroes y fechas: nación e independencia en América Latina, pp. 189-263. Montevideo: Departamento de Publicaciones de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación, Universidad de la República. 2003.
I. PEREDA VALDÉS. 1965, “El negro en el Uruguay. Pasado y Presente”. Revista del Instituto Histórico y Geográfico del UruguayXXV, Montevideo, 1965.
R. LAGUARDA TRÍAS. “Afronegrismos rioplatenses”. Separata delBoletín de la Real Academia Española, enero-abril 1969, t. 49, n.º 186. Madrid: Real Academia Española.
U. KÜHL de MONES. Nuevo diccionario de Americanismos. Tomo III: Nuevo diccionario de Uruguayismos. Santa Fé de Bogotá: Instituto Caro y Cuervo. 1993.
J. RAIMUNDO. O Elemento Afronegro na Língua Portuguesa. Río de Janeiro, 1969 [1933].
Año: 1831. Publicado en El Indicador, nº 98. Montevideo, octubre 13 de 1831, p.3., col.2ª. y 3ª.
Comparsa: Raza Africana. Año: 1870. Tango. En: El Ferrocarril, Montevideo, marzo de 1870.
A. BRITOS SERRAT. Antología de poetas negros uruguayos. Tomo I y II. Montevideo: Ediciones Mundo Afro. 1990. No aparece la fecha original de publicación del poema.
Versión tomada de la página web www.antologíadepoetasnegros(basada en la obra homónima de Britos Serrat).

Extraído de: www.portaluruguaycultural.gub.uy Por Magdalena Coll y Perspectiva Afrodescendiente

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