domingo, 3 de julio de 2011

Repercusiones: César Bianchi: El problema de los "muy oscuros"

Tommy salió de trabajar como guardia de seguridad del hospital Maciel a la una de la mañana. Era sábado, entonces se fue con amigos a tomar unos tragos a un pub de la Ciudad Vieja para celebrar el cumpleaños de uno de ellos. Ahí conoció a un visitante estadounidense que no dominaba bien el español. El turista le preguntó por un buen lugar donde escuchar música electrónica y entonces él lo llevó a Kalú. "Está bueno, la vas a pasar bien", le dijo.

Ingresaron, Tommy fue a la barra y pidió un tequila. Luego fue al baño. Cuando salió, al bajar las escaleras notó que dos enormes corpulentos patovicas hablaban por intercomunicador. "Estos se la van a dar a alguno", habrá pensado. Fue a la barra y pidió otro trago.

Los patovicas sorprendieron a Tommy por la espalda, le sujetaron las manos, lo sacaron a empellones del boliche y, de yapa, le dieron una paliza como para que aprenda a elegir mejor los lugares donde meterse. Eran cuatro, le pegaron con una piña americana. Le había recomendado al gringo que era un buen sitio para pasarlo bien, pero él no la pasó nada bien.

Tommy Daria es negro. Es nigeriano pero vive en Uruguay. Eligió este país para radicarse, trabajar y formar una familia. El ojo derecho quedó tan dañado que debieron operarlo en el Clínicas. Aún no sabe si recuperará esa vista.

Tommy escuchó que un patovica, mientras lo invitaba a retirarse de malos modos, le dijo a otro: "¡Sacá a este negro de mierda de acá!".

Este episodio no pasó en la España xenófoba que vimos en los informativos cuando un par de imberbes hostigaron una mujer ecuatoriana y le exigían que se vaya a su país. No pasó en el Viejo Continente, donde nos llaman sudacas. Tampoco en Estados Unidos. Pasó acá, en la Ciudad Vieja de Montevideo, y hace menos de un mes.

El País citó otros ejemplos de racismo reciente en Montevideo. Víctor era guardia de seguridad en la Facultad de Ingeniería y lo discriminaron hasta no renovarle el contrato por "no adaptarse". A la brasileña Luciana una mujer le dijo "¡No me toques negra sucia!" cuando ella le pidió permiso para pasar. Pamela fue a buscar empleo a una tienda de Pocitos y la encargada le dijo que había un problema: "sos muy oscura". Poco después, fue contratada en otro lugar. Una compañera la insultó con términos racistas hasta que la golpeó. Ella no se defendió. Fue despedida por "mala conducta".

Esto pasa en Uruguay, en un país de raíces afros, de mulatos y de indios charrúas, donde el candombe es nuestra mejor carta de presentación para los turistas. Un país que tiene fama de gente culta, tolerante y hospitalaria, donde un mate no se le niega a nadie y tenemos el "gracias" en la punta de los labios.

Quizás hagan falta menos avisos publicitarios que apelen a la uruguayez ­el mate, la rambla, y el soyceleste,celestesoyyo- y más spots que nos inviten a reflexionar y celebrar la diversidad.

- chechobianchi@hotmail.com

La nota ha sido tomada desde: http://www.larepublica.com.uy/






Videos: Ignacio D`Andrea

2 comentarios:

Fernando dijo...

Muy buena la nota de Bianchi!!! Una duda, no hubo tambores en la marcha?

Felicitaciones por el blog, esta muy actualizado y con mucha informacion interesante, saludos desde bsas.

Fernando

Claudio NIMBA dijo...

muchas gracias Fernando por los elogios.
Te cuento que no era lo mas importante de la marcha que hubiera o no tambores sí convocamos con tambores pero no a niguna comparsa en especial ya que la hora era muy complicada, para la próxima actividad planificamos algo un poco mas grande, ya andamos en eso

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