miércoles, 5 de agosto de 2009

La Autonegación

La ignorancia que predominaba en el pasado ha dejado profundas huellas en nuestra cultura actual, dando lugar a estereotipos y prejuicios en la concepción de lo afro. Esto ha traído como consecuencia una autonegación conciente o inconciente que invita al pesimismo y el sentimiento de inferioridad. Es hora de cambiar la moneda y aprender a valorar nuestra herencia.


Nunca olvidaré la primera vez que fui a un salón de belleza dominicano en España. Aunque siempre recomiendo a las dominicanas para alisar el pelo, por lo bien que trabajan, debo confesar que nunca regresé. Esto se debe a que cuando la estilista estuvo revisando mi cabello, como es bastante rizado me dijo: "Ah es que eres de pelo malo".

¡Qué atrevida!, pensé yo, pero luego comprendí que es parte de su cultura y que en su país es una expresión común. Me parece lamentable que toda una sociedad pueda criarse pensando de esa manera. Que por tener un pelo más rizado que los demás sea algo malo.
¿Saben qué? Mi pelo no es malo, es hermoso. Es fuerte y resistente, tiene cuerpo y volumen, es versátil y me permite llevar diferentes estilos. Mi pelo no es ni mejor ni peor que el de los demás, es simplemente diferente.

Pero no es que en mi país ocurra lo contrario. Hace unos años cuando estuve en Panamá le di una volante de la revista a una chica que me atendió en un restaurante. Le dije: “Te invito a leer Caoba, una revista para chicas afro guapas como tú”. La joven no tomó a bien mi comentario. Me dijo: “Ay no, yo no soy afro, es que no he tenido oportunidad de alisarme el pelo y por eso está así”. No comprendió que al llamarla afro, me refería a sus raíces.

Lo mismo ocurre con el tono de piel. Un conocido cubano me dijo que en su país en ocasiones se suele hablar de porcentajes cuando se trata de la descendencia. Mencionan el hecho de ser 70% blanco y 30 % negro, o 50 / 50 y en ocasiones se jactan de tener un antepasado europeo. A mayor porcentaje europeo, mayor el sentimiento de superioridad. No quiero pensar que esto se dé a gran escala, pero a él le parecía increíble que se pudiera pensar así.

También hay gente que le cuesta considerarse negra o afro. Prefieren decir que son morenos, culisos, prietos, chocolate fiesta, cualquier otra alternativa para evitar alguno de los mencionados términos.

Otros atribuyen a su color de piel todos sus males. Una compañera mía solía decir: "Le caigo mal a mi jefe por que soy negra... Me miraron mal porque soy negra… me tratan así porque soy negra".

Vamos a ver, si uno no se respeta a sí mismo, ¿quién nos va a respetar? Es muy cómodo culpar a nuestro tono de piel de todos nuestros inconvenientes, pero hay que aceptar que si no nos damos a valer, nadie lo hará por nosotros.

Entiendo en parte que en Latino América se piense de esta manera porque todo lo que llega allá sobre África es hambre, guerra, miseria y retraso. Pero cuando llegué a Europa y tuve la oportunidad de relacionarme con gente de África comprendí muchas cosas. Primero que África no es una sola, es inmensa y diversa. En un solo país pueden haber veintenas de etnias, lenguas y costumbres distintas. Es un continente rico y con gente que desea superarse. Conocí letrados, filósofos, ingenieros, doctores, no sólo gente con taparrabos como quieren mostrar en nuestros países.

Desperté de un inmenso letargo y mi corazón se hinchó de alegría al tener la oportunidad de conocer más sobre mi historia y mi identidad.

Sé orgulloso/a de quién eres, no importa cual sea tu color, creencia, nacionalidad o apariencia. Más allá del color de tu piel se encuentra un ser único/a e importante para el desarrollo de la humanidad.

Y para mis hermanos afro, no se dejen llevar por el pesimismo que transmiten en ocasiones los medios y la sociedad. Lean e investiguen, nutran su mente con conocimientos y verán como nuestra verdadera historia es un maravilloso tesoro por descubrir. Comprenderán que ser negro tiene mucho de bueno.

Fuente: www.caoba.org

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