¡”Cococho”! Magia y embrujo de un seudónimo que no tolera oposiciones partidistas ni privilegios de clases… Cococho es realidad y leyenda en rueda de ejecutivos. Cococho, así nomás y prescindiendo en muchos casos del apellido Álvarez, es cosa familiar en el Montevideo pituco y “snob” en la novelería intranscendente de las minifalderas, en los pasillos estudiantiles… Cococho, hace largo rato ya que se ha incorporado al diccionario básico de la ciudad como algo propio e intransferible. Cococho tiene sabor a pueblo en Carrasco y Malvin, en Pocitos y en Punta Gorda…en la Aduana y en la Unión, en la Comercial y en el Cerrito de la Victoria…Despierta la misma admiración dentro de la calidez íntima de un boliche de estaño y, mucho más gigante él, en el grupo de nuevos ricos en pretensiones de whisky importado…Y hace gladiador inmenso , ejemplo de juventudes, cuando su rostro se dibuja una plácida sonrisa de negro bueno, noble, sincero, inmutable a las adversidades… ¡Cococho! El hombre de la zurda fabulosa. (Revista Tricolores)
Desde niño dejó la escuela para trabajar en una fábrica de camas, solo tenía 11 años y dejaba la túnica por el mameluco, apenas un niño pero debía de ayudar a sostener su hogar. Esa fábrica lo hizo hombre, pero lo dejó por otro amor, el fútbol y le salió bien.
“Los primeros pesos se los llevé a la vieja”
Desde 1954 estaba en las inferiores de Nacional, debutó en primera división en 1959 con Ondino Viera de técnico, defensa completo, quite, ganaba en la cancha de abajo y de arriba.
“Yo jugaba en la quinta de Nacional y todavía no tenía ni ficha médica, ni cédula de identidad…pero quería jugar”. "Estuve mucho tiempo esperando la oportunidad y me pusieron, era un cuadrangular y salimos primeros, pero perdimos por mi ficha médica inexistente". Eso lo puso mal, quería dejar el fútbol, los dirigentes iban a la casa a buscarlo, la madre se asomaba y les decía, "Cococho no está", hasta que una tarde su hermano lo delató por unos caramelos, volvió al Parque.
En 1967 la fábrica se perdió para siempre en el horizonte, con 28 años era un próspero comerciante.
En diciembre de 1969 el pueblo tricolor le rindió su merecido partido homenaje, Nacional ante el “resto” de América. Más de 500 presentaciones con la tricolor, 4 campeonatos uruguayos, jugó 2 mundiales.-
Cuando lo citaron para integrar el equipo “resto del mundo” como representante uruguayo lo llamaron “Mister Wembley” en partido conmemorativo del centenario de la Liga Inglesa, jugado en Wembley.
“Como jugador lo admiraba por la técnica, la presencia, la clase que tenía. No era un jugar de pegar, tenía técnica y eso, sumado a su altura, impresionaba. Era una grandote impasable” palabras del Pablo Forlán, en tanto Julio Montero Castillo expresaba, “como persona fue lo mas grande que hubo. Tuve buenos compañeros, pero él fue de los mejores. Cuando pasé de Liverpool a Nacional me ayudó mucho y me dio buenos consejos.”
Termina su ciclo en Nacional previo a la temporada 1971, cuando el “Pulpa” Etchamendi lleva adelante una “limpieza”, el ídolo de una década era una de las bajas más sentidas, pasa a Sud América, emigró a Venezuela, en 1973 colgó los zapatos, fallece el 22 de abril de 2010 a la edad de 71 años.
Fuentes: Revista “Tricolores”, Revista “De los deportes” de “La Mañana”, ambas de la década del 60 y libro “Campeón de los 3 siglos”.- / http://www.decano.com
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