jueves, 26 de enero de 2012

El oscuro historial de la Shell en Nigeria

El 20 de diciembre de 2011, una fuga en la plataforma petrolífera de mar abierto de Shell en Bonga, una de las mayores de esta multinacional en Nigeria, derramó 40.000 barriles de petróleo al océano Atlántico. El vertido ocurrió durante una transferencia rutinaria de crudo a un petrolero.

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Los funcionarios nigerianos lo han calificado como el peor vertido ocurrido en alta mar en la última década. Fotografías tomadas desde satélites por la organización independiente Skytruth señalan que la mancha tiene 70 km de largo y se extiende a lo largo de 923 km (356 millas cuadradas). Las autoridades nigerianas han prohibido la pesca en la costa y las comunidades costeras que dependen de la pesca para su subsistencia se han visto seriamente afectadas por la contaminación petrolífera. Por si esto fuera poco, el 3 de enero se confirmó un segundo vertido de 200 barriles en el oleoducto terrestre de Nembe.

Shell es el mayor operador del delta del Níger, la región petrolífera de Nigeria, y ha mantenido una posición dominante desde su llegada al país africano en 1937. El petróleo se encontró en Oloibri en 1956, año a partir del cual la extracción comercial se expandió rápidamente. Hoy Nigeria exporta el 20% de su petróleo a Europa y el 31% de su gas natural a España.

Así, Repsol está planeando construir una gran planta de gas en Nigeria que extraerá siete millones de toneladas al año. Las empresas petroleras europeas han invertido grandes cantidades en Nigeria, al tiempo que cuentan con un vergonzoso récord en daños medioambientales y violaciones de los derechos humanos. Desde 1960, las exportaciones de petróleo han generado un beneficio de 600.000 millones de dólares en ingresos para el Gobierno y las multinacionales del petróleo, pero la mayor parte de la población nigeriana no se ha visto beneficiada por estos ingresos y vive en condiciones de pobreza.

El vertido ocurrido en Bonga en diciembre arroja serias dudas acerca de la viabilidad de las operaciones de perforación petrolífera en mar abierto de Shell. Dicha empresa utilizaba Bonga y otras instalaciones de prospección ultraprofunda en Nigeria como ejemplo del nivel de seguridad de esta tecnología. Pero esta nueva tecnología de prospección ha generado nuevas amenazas para el medioambiente. De este modo, resulta llamativo que una empresa con el récord de vertidos de petróleo en Nigeria, como Shell, haya obtenido permiso para iniciar las perforaciones en el Ártico en el verano de 2012. Un vertido de petróleo en un mar helado podría tener consecuencias medioambientales catastróficas y resultaría prácticamente imposible de eliminar. Se estima que en los últimos 50 años se han derramado entre 9 y 13 millones de barriles en el Delta del Níger. Esto equivale un desastre similar al del Exxon Valdez cada año. Algunas empresas, entre las que se encuentra Shell, se han aprovechado de la falta de regulación en Nigeria y han ocultado la cantidad, volumen y consecuencias de los vertidos de crudo.

La industria petrolífera en mar abierto de Nigeria carece de regulación alguna. Así, en el Golfo de Guinea, lejos de la costa y de la vigilancia de inspectores y defensores del medioambiente, se suceden los vertidos, las fugas y el abandono de residuos con toda impunidad. La contaminación procedente del vertido de Shell en Bonga todavía amenaza el sustento de 13 comunidades costeras. Grandes cantidades de crudo negro y denso han aparecido en las playas, dejando rastros de peces muertos tras de sí. Entre tanto, Shell sigue eludiendo toda responsabilidad excusándose en que dicho petróleo procede de otro vertido diferente al de Bonga.

 Los pescadores han organizado grandes protestas en respuesta a esta actitud, exigiendo al Gobierno que responsabilice a Shell. Nigeria se encuentra en una encrucijada en 2012. A pesar de ser un gran exportador de petróleo, no puede garantizar un suministro estable de combustible, electricidad o agua potable para su pueblo. El 1 de enero, el presidente Goodluck Jonathan decidió eliminar el subsidio al petróleo. De la noche a la mañana, el coste del transporte y de los artículos de primera necesidad se ha disparado y las protestas, que han estallado en todo el país, están haciendo tambalearse al Gobierno.

 Historia negra de la Shell

En los últimos 56 años, Shell en Nigeria se ha destacado por la contaminación, la devastación medioambiental y la violación sistemática de derechos humanos. En los ‘90, miembros de la minoría ogoni del delta iniciaron las protestas por los desastres ambientales y sociales de la petrolera en la extracción de crudo. Liderado por el escritor y activista Ken Saro-Wiwa, el pueblo ogoni movilizó a miles de manifestantes y atrajo la atención mundial.

Una de sus reivindicaciones fue que Shell pusiera fin a los vertidos diarios y la quema ilegal de gas (mezclado con petróleo), compensaciones económicas por daños ecológicos y la distribución de la riqueza generada por el petróleo. Las protestas de los ogoni obligaron a Shell a poner fin a su actividad en dicha localidad en 1993 y desde entonces la empresa no ha regresado allí.

La respuesta de Shell y el régimen militar nigeriano fue la colaboración mutua en una serie de operaciones armadas que acabaron con la vida de miles de ogonis. Shell financió a los soldados que cometieron crímenes de lesa humanidad. El 10 de noviembre de 1995, Ken Saro-Wiwa y otros ocho miembros del pueblo ogoni fueron ejecutados por el gobierno nigeriano.

Los vertidos de petróleo, las quemas de gas y las violaciones de derechos humanos continúan en el delta del Níger. En agosto de 2011, el Programa de la ONU para el medioambiente (PNUMA) publicó un informe sobre el impacto de los vertidos en las tierras de los ogoni. La ONU condenó a Shell y al Gobierno nigeriano por incumplir los estándares industriales y ocultar la contaminación del delta del Níger.

Los científicos certificaron que los pozos de agua potable en territorio ogoni habían sido contaminados con benceno (agente cancerígeno presente en el petróleo crudo) en una tasa 900 veces por encima de los límites establecidos por la Organización Mundial de la Salud. Según el PNUMA, la eliminación de la contaminación del delta del Níger llevaría tres décadas.

En octubre de 2011, un informe publicado por el grupo activista británico Platform reveló la complicidad de Shell en las graves violaciones de derechos humanos cometidas en Nigeria entre 2000 y 2010. Shell ha trabajado en el Gobierno nigeriano, que es el responsable de los abusos sistemáticos entre los que se incluyen los asesinatos ilegales y la tortura. Además, Shell ha alimentado dichos abusos al financiar a grupos armados, que, en uno de los casos, fueron responsables de la destrucción de la ciudad de Rumuekepe, donde se cree que al menos 60 personas fueron asesinadas.

Fuente: Legado Afro

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