martes, 7 de agosto de 2012

El ‘Rayo’ Bolt iluminó un Estadio Olímpico que se rindió a su leyenda


Magia y emoción

El ‘Rayo’ Bolt iluminó un Estadio Olímpico que se rindió a su leyenda


Los Juegos pasan a la historia por sus momentos mágicos y este domingo Usain Bolt no defraudó a nadie y estableció el récord olímpico al ganar la carrera de 100 metros en 9.63 segundos ante 80.000 personas que le aclamaron durante y después de su gesta.


Un torbellino de ruido y una explosión de flashes recorrió el Estadio Olímpico mientras la leyenda jamaicana volvía a escribir su nombre en el libro de los récords.

El escenario estaba listo para la batalla entre los cuatro hombres más rápidos de la historia; Bolt, poseedor del récord mundial, sus compatriotas Johan Blake y Asafa Powell, y el estadounidense Tyson Gay, acompañado por Justin Gatlin, ganador del oro en Atenas-2004, antes de que comenzara el reinado olímpico del gigante caribeño.

Ha pasado cuatro años de esfuerzo, preparación y altibajos físicos para llegar a Londres en un momento de forma que le permitiera revalidar su título de Pekín-2008.

A pesar de algunas dudas previas, Bolt lo ha hecho, rebajando su propio récord olímpico, que estaba en 9.69 segundos, hasta dejarlo en 9.63, segunda mejor marca de la historia, tras la que logró en el campeonato del mundo de Berlín-2009 (9.58).

Cuando la final de los 100 metros fue anunciada en las pantallas gigantes, una ola de eufórico ruido inundó el estadio y las cámaras comenzaron a disparar flashes.

“¡Ha llegado el momento; vosotros 80.000, ocho hombres, nueve segundos, la final de los 100 metros masculinos!” se anunció por megafonía ante el delirio general.

Mientras que los otros competidores buscaban la forma de relajarse en los minutos previos, Gatlin caminó 99 metros de la carrera para visualizar la prueba hasta el paso final.

Llegó la hora de las presentaciones individuales de los atletas, un espectáculo de originalidad, ya que no hubo una que se pareciera a la otra.

Richard Thompson, de Trinidad y Tobago, se marcó un pequeño baile, mientras que Powell miró de manera desafiante a la cámara.

Llegó el turno de Gay, que respiró profundamente y levantó su brazo derecho, luego fue la hora del delfín de Bolt, Blake, que levantó la cabeza justo cuando fue anunciado su nombre para imitar a un anival salvaje, haciendo honor a su sobrenombre “La Bestia”.

Gatlin, que caminó hacia la cámara y luego se dio la vuelta, precedió a la calle número siete y el estadio volvió a enloquecer.

Bolt montó su habitual show y en primer lugar hizo de improvisado DJ y movió los dedos hacia la cámara. Luego sonrío y pasó el relevo al estadounidense Ryan Bailey, que pidió el ánimo del público.

El holandés Churandy Martina señaló con el dedo y cerró la ronda de presentaciones.

Tres estadounidenses, tres jamaicanos, un holandés y un trinitense sabrían en menos de diez segundos cuál era su posición en la que se presuponía la carrera más rápida de la historia.

Los aficionados, los 60.000 afortunados que tuvieron la suerte de comprar una entrada para la sesión más pedida de los Juegos (un millón de solicitudes) contuvieron el aliento, dispuestos a vivir un momento único en sus vidas.

Se ha criticado a la organización de los Juegos porque en muchos de los grandes eventos se han visto asientos, en principio reservados para acreditados, sin ocupar, situación que no se produjo en el Estadio Olímpico este domingo, donde era imposible encontrar una plaza vacía.

Entonces el silencio nervioso fue roto por la definitiva explosión de sonido; aplausos, gritos, flashes de las cámaras y los ocho competidores despegando de los tacos en dirección a la gloria.

Bolt, como siempre, no fue el más rápido en la salida y durante los primeros metros parecía que su victoria podía estar en entredicho, pero la aceleración antes de alcanzar la mitad de la carrera le puso en el primer puesto, que ya no abandonó hasta romper su propio récord olímpico.

Luego llegó el gran homenaje del estadio al ídolo; abrazo con su amigo Blake (segundo), bandera de Jamaica y la legendaria imitación del rayo, que ya ha convertido en marca registrada de uno de los atletas más extraordinarios de la historia.

"Leyenda viva"

Usain Bolt, el “relámpago” de las pistas que eclipsó a Bob Marley


Usain Bolt, que ganó este domingo el oro en 100 metros de Londres-2012 con el segundo crono de la historia (8.63), en la prueba reina de los Juegos Olímpicos, se ha convertido en el icono de Jamaica, superando en popularidad al famoso músico Bob Marley, el padre del reggae.



Cuando los turistas visitan la isla caribeña, además de las playas, preguntan por los lugares en los que han vivido Usain Bolt y Bob Marley. Pero el atleta quiere ser una leyenda viva, al contrario que su compatriota.

“Si gano tres medallas de oro en Londres, como hice en Pekín, seré una leyenda viva. La mayoría de las leyendas están muertas y yo estoy caminando y respirando”, afirma.

En Pekín ganó los oros en 100 y 200 metros y en el relevo 4×100 metros, batiendo en los tres casos los récords del mundo. Ahora aspira de nuevo a tres oros y ha empezado bien, sin récord mundial, pero con una actuación de nuevo ‘extraterrestre’, recordando al Usain de las mejores noches.

Bolt, que cumplirá 26 años el 21 de agosto, ya tiene cinco títulos mundiales, cuatro oros olímpicos y tres récords mundiales.

El velocista jamaicano es un amante del deporte y de la música reggae de su compatriota Bob Marley. Hincha declarado del Manchester United, querría jugar en el equipo inglés cuando se retire del atletismo.

Bolt ha conseguido convertirse en uno de los mejores deportistas de la historia pese a que su pierna derecha es 1,4 centímetros más corta que la izquierda.

Su popularidad es tal que tiene a más de siete millones de personas siguiéndole en Facebook y su jefa de prensa, Carole Beckford, recibe cada día unas cuarenta peticiones de entrevistas.

Su padre, muy severo con Usain que le sometía a castigos corporales cuando era un niño, le inculcó de pequeño un gran amor por el cricket por lo que no disputó su primera carrera en la escuela hasta que no tenía ocho o nueve años, en la que se resbaló y cayó al suelo.

Cuando tenía nueve años vio morir delante de sus ojos a su abuelo, que se resbaló en la cocina y su cabeza chocó contra la puerta. La ambulancia vino muy tarde y no se pudo evitar el fallecimiento.

Esas experiencias han marcado su carácter tranquilo, en que no parece nunca cundir el pánico ni el nerviosismo en las grandes citas.

Su amor al deporte va más allá de sus queridos cricket y fútbol y cuando tenía trece años vio un reportaje de natación por televisión y sin saber nadar se lanzó a un río, pero había visto antes otro reportaje en que hay que huir del pánico en situaciones difíciles, relajarse y tratar de buscar soluciones.

En aquella ocasión en que casi se hunde, aquel reportaje le salvó y forjó su carácter tranquilo en situaciones difíciles.

Se crió en una pequeña ciudad llamada Sherwood Content, de 2.000 almas, en la que sus padres Wesley y Jennifer poseen un comercio de ultramarinos, que se ha hecho famosa en el mundo.

Después de su triunfo este domingo en Londres, esa pequeña población jamaicana y su propio país, el primer desembarco caribeño de los barcos británicos de esclavos, ha tomado una mayor dimensión. Jamaica está más que nunca en la boca de todos gracias a Usain Bolt. AFP

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